Bueno... se acabaron las vacaciones!
Ya estamos de vuelta al trabajo con todos los miembros del equipo ZEROGRAVITY operativos, y algún nuevo fichaje.
Nuestra Escuela de Parapente comenzó su actividad el primero de septiembre y hemos estado dos semanas dando cursos de parapente sin parar. Ha sido agotador: hemos volado absolutamente todos los dos días, por la mañana y por la tarde... nuestros alumnos han acumulado más de 25 vuelos en sus dos semanas de curso, con más de seis horas de vuelo acumuladas. Nunca habíamos tenido un rendimiento igual.
Tuvimos un tiempo aún veraniego (39ºC los primeros días... suerte que teníamos la piscina llena!!) y condiciones de vuelo para todos los gustos y niveles de los pilotos, desde los alumnos a los más avanzados, que permitían hacer dos y tres vuelos al día.
El método de enseñanza en parapente biplaza que llevamos ya años combinando con las técnicas de enseñanza habituales en parapente está dando cada vez mejores resultados, y conseguimos enseñar a volar a nuestros alumnos de manera rápida, pero sin perder calidad ni seguridad... más bien todo lo contrario, a juzgar por los resultados obtenidos.
Al final del curso, los alumnos hicieron vuelos de más de una hora de duración, en condiciones térmicas suaves, ganado altura y con pocas instrucciones por radio.
También tuvimos pilotos noveles, con poca experiencia, que pudieron meter en su "logbook" horas y horas de vuelo. Algunos venían de haber estado en Francia o Suiza, y habían tenido mal tiempo, volando solamente unos días... aquí se han hartado!... Sin duda en Algodonales tenemos un lugar privilegiado para volar en parapente.
En el grupo también había pilotos con más experiencia que pudieron hacer algunos vuelos de distancia.
Muchas anécdotas que contar en dos semanas de convivencia multicultural, porque teníamos algunos pilotos ingleses mezclados con un neozelandes, un finlandés, dos irlandeses y un bielorruso, que junto con nuestros monitores españoles, hacían que las cenas fueran una especie de "torre de babel", pero una de la más divertida es cuando Helen aterrizó en una finca de toros bravos y nos dimos cuenta cuando la recogimos saltando la puerta de la finca... fué entonces cuando pudimos leer el cartel que avisaba del peligro... desde fuera de la valla, claro!