Paracas, Paella, Parapente... ese era el plan que teníamos organizado el sábado pasado para los socios de nuestro club de Parapente. Y la cosa salió según lo planeado:
Comenzamos la mañana con el Cursillo de uso y plegado de Paracaídas de emergencia. Lo hicimos en el Pabellón cubierto del polideportivo de Algodonales, que el Ayuntamiento nos cedió amablemente. Repasamos el modo correcto de usar el paracas, hicimos una comparativa de los distintos tipos y modelos de paracaídas y enseñamos a plegarlos, tanto los tipo PDA como los rogallo.
Al medio día nos volvimos a las instalaciones de ZEROGRAVITY, y allí nos zampamos una paella, gazpachito y sandía, que para eso estamos ya en verano.
Luego, hubo dispersión del personal.... unos a un café, otros se echaron la siesta por los rincones y unos pocos terminaron de plegar algún paradas que quedó pendiente de la mañana.
Por la tarde, a volar!!... a pesar de que el viento era fuerte en Algodonales y no se podía volar, decidimos ir a El Bosque. Y triunfamos!
Buenas condiciones para todos los gustos y niveles, y una larga tarde de vuelos.
Nuestro amigo Juan Carlos, el de Ceuta, puso en práctica todo lo aprendido en el cursillo de la mañana, y abrió su paracaídas; pisó su acelerador al máximo para avanzar contra el viento cuando estaba sobre la cumbre y tuvo una plegada de las gordas... intentó recuperar el control, pero viendo que salía de una para entrar en otra, terminó por abrir el paracas. Juan Carlos lleva un paracaídas tipo Rogallo , que funcionó a la perfección y aterrizó ileso en una zona despejada de la sierra.
Como no había pasado nada, la gente continuó volando, pero algún paisano del pueblo vio lo ocurrido y le debió parecer que dos pilotos habían colisionado en vuelo, porque alguien llamó al 112 y al poco tiempo apareció la guardia civil, una ambulancia y hasta el helicóptero, que se dio unas pasaditas por la zona buscando a los posibles accidentados.
Ya les dijimos que no había ocurrido nada y todo quedó en la anécdota. La verdad a mi me parece que tenemos un buen servicio de emergencias, y, por ahora, gratis.
En resumen, un buen día, aprovechado al máximo.
Como durante el cursillo de la mañana pudimos detectar un par de errores en la instalación del paracaídas en la silla, y al menos una de ellas probablemente hubiera impedido al piloto abrirlo en caso de emergencia, y como por la tarde Juan Carlos usó su paracaídas (luego nos comentó que gracias al cursillo había sabido reconocer la situación más rápidamente y había tenido claro qué hacer para lanzar el paracas y cómo actuar tras su apertura), pues queremos pensar que el cursillo fue bastante útil y que cumplió con su objetivo, lo que sin duda nos anima a seguir organizandolos.
Así que... hasta el próximo!